martes, 24 de enero de 2012


Un mensaje tallado en piedra desde el infinito

La frase y la imagen esculpida en la lápida revelan la pasión de Jorge Luis Borges por el inglés antiguo y las leyendas escandinavas que Martin Hadis analizó en su libro.

POR HECTOR PAVON



Una imagen impactante de un lado, un mensaje oculto del otro. Palabras en inglés antiguo talladas en la piedra aumentan el misterio, duplican el valor histórico literario del enigma. Están inscriptos en una lápida anclada en el cementerio Plainpalais de Ginebra: allí debajo yacen los restos mortales de Jorge Luis Borges. Sus palabras escritas, claro, no conocen la muerte.
Esa lápida requiere una mirada avezada, atenta y diseccionadora como la del investigador Martin Hadis (1971) que dedicó años de su vida a dilucidar lo que decía y lo que no decían esas inscripciones. “Esta lápida es la intersección de varias pasiones de Borges, de ahí los enigmas que encierra: el coraje, el estudio de las lenguas antiguas, la erudición y la universalidad”, asegura Hadis, autor de Siete guerreros nortumbrios. Enigmas y secretos en la lápida de Jorge Luis Borges (Emecé). Hubo, hay una relación intensa y explicadora entre este mensaje y la pasión literaria de Borges: el coraje y lo que significó en su vida todo el aprendizaje del inglés antiguo y el escandinavo antiguo. Dos lenguas que no tiene correlato con la vida y la realidad corrientes y vigentes en el siglo XX... ¿pero acaso las palabras no guardan relación con su pasado original? En esa explicación genética radica la justificación de su talento abrumador e inquietante.
Hadis describe minuciosamente la lápida para después lanzarse a la interpretación que no sólo trasciende el tiempo-espacio: recorre su vida en la Argentina, su muerte en Suiza y su pasado legendario en tiempos y territorios de la antigua Inglaterra y en la vida vikinga escandinava.
En el frente de la lápida figuran el nombre de Jorge luis Borges, la imagen de siete guerreros y una frase en inglés antiguo And ne forhtedon na , que significa : “…Y que no temieran.” La imagen de los siete guerreros fue tomada de la llamada Piedra de Lindisfarne, una talla que recuerda el ataque vikingo ocurrido en Nortumbria (al norte de Inglaterra) en el año 793 dC. Hadis señala que, curiosamente, Borges ya había descrito este diseño, que terminó tallado en su tumba, en su libro Literaturas Germánicas Medievales (1966): “Una lápida en el norte de Inglaterra representa con torpe ejecución, siete guerreros nortumbrios. Uno blande una espada rota; todos han arrojado sus escudos; su señor ha caído en la batalla y ellos avanzan pare hacerse matar, porque el honor les obliga a acompañarlo. La balada de Maldon guarda la memoria de un episodio análogo...” La balada a la que hace referencia Borges narra un combate entre vikingos y sajones del año 991. La frase en inglés antiguo pertenece al inicio de esa lucha: Byrthnoth, el líder sajón, pidió a sus hombres que defendieran sus lugares, que sostuvieran bien sus escudos, “y que no temieran”.
En el reverso de la lápida hay una nave vikinga que simboliza, según el autor, el pasaje de Borges a la eternidad, y debajo de ella una frase de la Völsunga Saga (o Saga de los volsungos , un texto islandés escrito en prosa a fines del siglo XIII) que Borges cita en su cuento “Ulrica”: Hann tekr sverthit Gram ok leggr í methal theira bert , que significa: “El tomó la espada Gram, y la colocó entre ellos desenvainada” (traducido por Hadis).
“Lo extraordinario de estas citas y figuras antiguas es que remiten, en el contexto de la obra de Borges y de un modo misterioso, a los antepasados criollos del escritor, a los compadritos de Palermo, a las milongas y al viejo Buenos Aires.” Hadis entrevistó a María Kodama (quien le dio su bendición a él y a su proyecto) y a Eduardo Longato, el escultor autor de la lápida que la viuda de Borges le había encargado.
A los 55 años Borges comenzó a estudiar inglés antiguo. Un momento particular: estaba totalmente ciego. Según el investigador, Borges utiliza metáforas germánicas: las kenningar, mezcladas en sus versos orilleros de Evaristo Carriego y en la milonga “Jacinto Chiclana”. Allí exhibe la habilidad necesaria para mezclar lo criollo con lo anglosajón, la herencia de su abuelo paterno, el coronel Francisco Borges, y la de su abuela paterna inglesa, Anne Haslam.
La lápida famosa del cementerio suizo tiene apenas 24 palabras y dos imágenes y de allí surgen una serie enorme de asociaciones que conectan la vida de Borges con su particular literatura. Esta misión le cupo muy bien a Martin Hadis un investigador obesivo e inagotable producto de una formación ecléctica e interesante. El autor se inició en el estudio de sistemas en 1993 y luego obtuvo un Master of Science en el Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT); estudió literaturas germánicas comparadas en la Universidad de Harvard y realizó una maestría en antropología cultural en la Universidad de North Texas. También ha estudiado numerosos idiomas, no todos de fácil acceso o utilización en la vida moderna como inglés antiguo, latín, galés, antiguo nórdico o también chino mandarín, japonés, finlandés, hindi, entre otros. Su iniciación borgeana comenzó cuando recopiló el curso de literatura inglesa que Borges dictó en la UBA y lo publicó, en colaboración, como Borges profesor ; luego escribió Literatos y excéntricos: los ancestros ingleses de Borges .
Hadis ha recorrido un largo camino en su madura carrera como académico investigador. Pero no ha agotado las fuentes de inspiración borgeanas. Por un lado, esas fuentes son inagotables; y por otro, las exploraciones y hallazgos en el gran universo borgeano de Hadis son, como las letras del autor de El Aleph , infinitas.

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