James
Salter, ese don de transformar la vida en arte
La nueva novela de uno
de los secretos de la ficción estadounidense; espantar el aburrimiento con el
sitio Open Culture; y un nuevo cuaderno para arrancar el año.
POR ANDRÉS
HAX
Un pequeño grupo de lectores en el
mundo –algo como una sociedad secreta cuyos miembros no se conocen entre ellos–
tienen el 2 de abril de este nuevo año marcado en sus calendarios. Es la fecha
en que sale a la venta la nueva novela de James Salter, All that is . John Irving, que ya la leyó, dijo que le hubiera
gustado a Shakespeare. Salter tiene 87 años. La última vez que publicó una
novela fue en 1979. Esta nueva novela es su sexta. Además ha publicado dos
colecciones de cuentos y un libro de memorias. Pero estas enumeraciones no
significan nada. Son los datos brutos de una primera aproximación. Aunque
escribió poco, para sus devotos nunca dio un paso en falso y su obra es casi
perfecta. Su prosa es la envidia de centenares de autores mucho más reconocidos
y prolíficos que él. Si no conocen a Salter ahora es el momento para leerlo. No
pierdan un segundo más. Hay algo mágico en el hecho de leer a un gran autor
mientras él aún vive. Poder entrar en el trance de sus libros y pensar, a la
vez, que la persona que escribió lo que uno está leyendo ahora mismo respira y
existe en este mundo. Salter es un sensualista y un bon vivant , pero también
es un hombre de actos heroicos y vivencias glamorosas. Se recibió en la
academia militar de West Point y fue piloto de combate en la Guerra de Corea. (Fue
guionista de Hollywood y amigo de Robert Redford). A los treinta y dos años, con
una esposa y dos hijos, dejó su carrera en la fuerza aérea para escribir.
“Decidí escribir o perecer. Era como comenzar la vida de cero”, cuenta en un
notable documental titulado Meet James Salter (que se encuentra en YouTube). Dice: “Cuando despegas completamente sólo esa primera
vez es inolvidable. De repente sientes que tienes un par de alas y que puedes
escribir algo glorioso”. Cuando uno lee a Salter la vida se convierte en algo
más vívido. Es casi como el efecto de una droga. Cosas ignoradas como la
comida, la luz y la ropa, se convierten en sustancias milagrosas. Cosas
desgastadas como el sexo, los viajes o el hecho de conducir un auto se
transforman en actos de infinita ternura y asombro. No he contado las cosas
sobre las que escribe Salter o cómo lo hace. Sólo diré que Salter es uno de
esos poquísimos escritores que te cambian la vida. Sus novelas nos convencen de
que la vida es un milagro y que no hay tiempo que perder.
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