jueves, 9 de febrero de 2012

FRASES DE SIGMUND FREUD





Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.

La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas.

La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?

Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.

Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro, a la mitad del camino.

No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre.

Como a nadie se le puede forzar para que crea, a nadie se le puede forzar para que no crea.

Sería muy simpático que existiera Dios, que hubiese creado el mundo y fuese una benevolente providencia; que existieran un orden moral en el universo y una vida futura; pero es un hecho muy sorprendente el que todo esto sea exactamente lo que nosotros nos sentimos obligados a desear que exista.

Dijo Platón que los buenos son los que se contentan con soñar aquello que los malos hacen realidad.

Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco.

He sido un hombre afortunado; en la vida nada me ha sido fácil.

Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad.

Uno puede defenderse de los ataques; contra el elogio se está indefenso.

El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.

Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos.

La verdad al cien por ciento es tan rara como el alcohol al cien por ciento.

Ningún crítico es más capaz que yo de percibir claramente la desproporción que existe entre los problemas y la solución que les aporto.

La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros; siglos atrás me hubieran quemado a mí.

El narcisismo de las pequeñas diferencias, es la obsesión por diferenciarse de aquello que resulta más familiar y parecido.

Cada uno de nosotros tiene a todos como mortales menos a sí mismo.

A veces un puro es solamente un puro.

Ser completamente honrados consigo mismo es un buen ejercicio.

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