lunes, 15 de octubre de 2012

DECÁLOGO DEL TRADUCTOR


1- Los traductores NO son diccionarios. Por tanto, no conocen todas las palabras de un idioma ni son unos incompetentes por no saber cómo se dice en inglés un término técnico de aeronáutica o de física cuántica.

2- Los traductores NO suelen ser bilingües ni trilingües. Empresas y alumnos, cambiad el chip. Si queréis que las clases de inglés os las dé un nativo porque, aunque sea camionero, seguro que controla de didáctica más que un español, allá vosotros.

3- ¿Y tú qué libros traduces? NO traduzco libros. [Cara de indignación de quien formuló la pregunta]. Soy más de software, contratos, títulos universitarios, páginas web, menús de restaurantes, manuales de móviles, videojuegos, folletos turísticos...

4- Un traductor NO es un ama de casa, aunque muchos nos ocupemos también de no vivir en pocilgas, comer sano o poner lavadoras. Cuidado con el poder de las preposiciones: trabajamos desde casa y, circunstancialmente, en ella. Pero, en muchos casos, podríamos hacerlo con un equipo portátil desde la playa, un parque, el bar de la esquina o un congreso.

5- Los traductores NO son máquinas. Igual que les ocurre a los programadores, diseñadores o escritores, se cansan si pasan ocho horas delante de un ordenador. Además, les suele gustar descansar el fin de semana y, si tienen que trabajar por algún motivo, es lógico que pidan un precio más alto. Ya que lo hacen los cerrajeros, subámonos al carro.

6- Un traductor NO es tu prima la que chapurrea alemán con ayuda de Google Translate, Linguee y Wordreference (esto ya para primas que se las dan de profesionales); tampoco tu amigo cuya capacidad de hablar inglés mejora con dos copas ni ese que pone en su currículum que tiene nivel medio de cinco idiomas. 

7- Los traductores NO trabajan por amor al arte ni son robots sin corazón ni mean colonia. Comen, beben, leen, se ilusionan, viajan, tienen familia y días malos, discuten y cometen errores como la gente normal.

8-Un traductor que sepa solo un idioma además de su lengua materna NO es un bicho raro. De hecho, la mayoría solemos trabajar con uno o dos pares de idiomas. Cuánto daño ha hecho la políglota Anne Igartiburu (y las capas de Drácula de Ramón García, todo sea dicho).

9- Un traductor NO es (necesariamente) intérprete y este, a su vez, no es (necesariamente) actor de cine y teatro. Parece que a muchos les cuesta entender esta asociación de ideas. Y sí, también nos ha hecho un flaco favor Nicole Kidman.

10- La última la elegís vosotros, que no quiero que esta entrada se quede en la carpeta de Borradores eternamente.


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